El uso excesivo de pantallas afecta el desarrollo físico, cognitivo, emocional y social de las personas.
Escucha el podcast y descubre cómo puede afectar a los niños de corta edad y cuáles son las mejores soluciones para resolverlo.
Entrevistado:
Dra. Marta Garín Montañez.
Pediatra. Consulta extrahospitalaria propia en Málaga. Divulgadora científica.
El uso de las pantallas ha aumentado de forma vertiginosa en los últimos años, y hoy en día es común ver a niños en salas de espera o durante las comidas con un teléfono móvil en la mano. Esta exposición constante a pantallas hace que los niños reciban estímulos muy pobres de los que no pueden escapar, ya que muchas veces son los propios padres quienes, en busca de comodidad, los exponen a estos dispositivos.
Diversos estudios han demostrado que comer frente a una pantalla se asocia con un mayor consumo de alimentos, una peor elección de estos y dificultades para recordar lo ingerido, lo que incrementa la sensación de hambre. Estas conductas están relacionadas con la obesidad y el síndrome metabólico. Además, el uso excesivo de dispositivos electrónicos puede contribuir al desarrollo de miopía y otros problemas visuales, como vista cansada, dolor de cabeza o fatiga ocular, tanto en adultos como en niños.
En este contexto, se recomienda que los niños menores de 3 años no utilicen pantallas, y que los padres adopten un enfoque responsable en su presencia. Para niños de entre 3 y 6 años, se sugiere limitar el tiempo de exposición a 30 minutos diarios y supervisar cuidadosamente el contenido que consumen, estableciendo límites claros y coherentes.
Aunque pueda resultar complicado abandonar el hábito de usar las pantallas como herramienta de entretenimiento, es crucial que los pediatras insistan en la importancia de promover un uso responsable de estos dispositivos desde edades tempranas.