Como abordar la desnutrición infantil mediante la recomendación de suplementos nutricionales.
Ponente:
Dra Angelita Cabrera Aguilar.
Médica pediatra y profesora universitaria. Ejerce en el Hospital Pediátrico Baca Ortiz, Quito – Ecuador y es profesora titular de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Central del Ecuador en el pregrado y postgrado.
Durante los primeros años de vida se deben adquirir unas buenas pautas alimentarias equilibradas para conseguir con correcto crecimiento. A partir de los primeros 6 meses, la alimentación complementaria proporciona nutrientes que son insuficientes en la leche materna como son el hierro, el zinc, el selenio y la vitamina D. Estos nutrientes ayudan a garantizar un correcto desarrollo físico, psicológico y psicomotor, así como, un desarrollo neurológico adecuado. La nutrición durante los tres primeros años de vida va a predecir la estatura y el estado de salud del niño en la vida adulta.
Los nutrientes necesarios en la dieta de un niño son los macronutrientes y micronutrientes. El déficit de micronutrientes conlleva una desnutrición, siendo la más prevalente el déficit de vitamina A que es la causa principal de ceguera prevenible en niños. Además, el déficit de yodo es la causa fundamental de trastorno intelectual prevenible, al igual que el hierro y zinc, entre otras.
El mayor riesgo de desnutrición es un daño precoz en el crecimiento, en el desarrollo motor, cognitivo y en el desarrollo a largo plazo sobre la salud. Por lo que si el aporte de energía es inadecuado durante los primeros años de vida aparece un crecimiento insuficiente, un catabolismo de tejidos corporales y una incapacidad para proporcionar sustrato de energía adecuado para el niño.
Los suplementos nutricionales tienen un gran beneficio para niños con desnutrición, especialmente en niños 6 a 23 meses, con riesgo de desarrollar una desnutrición moderada, con retraso de crecimiento o emaciación en niños de 2 a 5 años, con un peso menor al 90 % del peso ideal, con una insuficiente ganancia ponderal o una pérdida del percentil habitual. Estos suplementos reparan la función celular, corrigen el desequilibrio hidrolítico, restablece la homeostasis, fortalecen el sistema inmunológico y evitan hipoglucemia, hipotermia e infecciones.
La suplementación contribuye beneficiosamente a la recuperación del niño con desnutrición, mejora el crecimiento tanto de talla como de peso y beneficia el desarrollo psicosocial y emocional.