Conoce la importancia de la nutrición en las primeras etapas de la vida para un correcto desarrollo de la microbiota intestinal, tracto digestivo, sistema nervioso central e inmunológico.
Ponente:
Dr. Javier Santos Vicente.
Especialista del aparato digestivo del Hospital Universitario Vall d'Hebron, y la Universidad Autónoma de Barcelona, así como Investigador Principal del grupo de investigación de Neuro-Inmuno-Gastroenterología, Área de Fisiología y Fisiopatología Digestiva del Instituto de Investigación Vall d'Hebron.
El sistema digestivo tiene una serie de funciones que son clave en el organismo como es la digestión, absorción de nutrientes y eliminación de toxinas; el transporte de iones y agua; la renovación celular del intestino; una barrera física contra toxinas alimentarias, químicas y microbianas; la síntesis de vitaminas, hormonas y neurotransmisores; el desarrollo de alergias e intolerancias alimentarias en los primeros meses de vida y la defensa inmunológica. El sistema inmune del intestino representa el 70% de todo el sistema inmunológico de organismo tanto en número de células como en la producción de anticuerpos.
La microbiota del intestino humano alberga aproximadamente el 95% de todas las bacterias del ser humano y una cantidad ingente de virus, fagos, hongos y otros tipos de microorganismos. El desarrollo de la microbiota interviene en el desarrollo del sistema inmunitario del intestino y desarrollo del propio intestino del lactante y en etapas posteriores en el infante. El establecimiento de la microbiota intestinal tiene dos transiciones importantes en la infancia, después del nacimiento, se produce la aparición de una microbiota intestinal dominada por las bifidobacterias y posteriormente después del destete, aparece una microbiota más compleja parecida a la del adulto dominada por Bacteroidetes y Firmicutes.
Existe un sistema de comunicación multilateral conocido como eje cerebro-microbiota-intestinal entre el sistema nervioso central, sistemas nerviosos periféricos, intestino y microbiota. Este eje regula numerosas funciones gastrointestinales como la movilidad, la secreción y absorción de sustancias, así como el funcionamiento del sistema nervioso central influyendo en el estado anímico. Las alteraciones de la microbiota afectan al eje cerebro-microbiota-intestinal, específicamente en el desarrollo de la corteza cerebral, función cognitiva, memoria, respuesta al estrés y comportamiento durante la infancia y la edad adulta.
Las fórmulas infantiles tradicionales producen un estado de nutrición acelerado del tracto gastrointestinal e inducen la formación de una microbiota más diversa, influyendo en la aparición de enfermedades inflamatorias, alérgicas, celíacas y metabólicas en el adulto. En los últimos años se han desarrollado nuevas fórmulas de nutrición infantil que incorporan en su composición compuestos prebióticos, probióticos, MGFM y osteopontina láctea que favorecen un adecuado desarrollo de la microbiota, intestinal, sistema nervioso central e inmunológico más cercano al aportado por la leche materna.