¿Cómo afectan las nuevas tecnologías a la salud infantil?
Actualmente existe una amplia variedad de dispositivos digitales para el uso de diversas actividades como es el acceso a internet y redes sociales, videojuegos, escuchar música, entre otros. A pesar de los beneficios que nos aporta la tecnología en nuestros hábitos cotidianos, existe evidencia científica asociada con una serie de consecuencias adversas para la salud cuando su uso resulta excesivo.
El abuso de los dispositivos electrónicos puede llegar a producir alteraciones en el sueño de niños y adolescentes. Los principales efectos son un retraso en la conciliación del sueño, reducción de las horas de sueño, del tiempo invertido en otras actividades y alteración del ritmo circadiano. Además, puede provocar problemas emocionales, obesidad, disminución del riesgo académico y conductas de riesgo.
El dolor de cabeza es común en todas las edades, y aumenta durante la infancia y la edad adulta. El uso de pantallas produce dolor de cabeza en la infancia y adolescencia afectando en su calidad de vida, educación y tiempo de ocio de los niños. El uso inadecuado de la tecnología como es pasar mucho tiempo delante de las pantallas, hacer llamadas mientras se carga el teléfono móvil, usar el móvil antes de conciliar el sueño, entre otros, aumenta la incidencia de presentar dolor de cabeza.
Otro problema de la salud en esta etapa, son las alteraciones visuales como miopía, fatiga visual, tics palpebrales y visión doble en niños. Se conoce como síndrome visual informático o fatiga visual, a la combinación de problemas oculares y de visión asociados con el uso de ordenadores y otros dispositivos digitales. Para evitar los problemas visuales en la infancia se recomienda mantener una distancia segura en función del dispositivo, descansar del uso de pantallas, disponer de una luz ambiental cuando se utilizan dispositivos electrónicos, etc.
El uso de dispositivos digitales con finalidad de ocio puede ser causa o consecuencia de problemas de salud mental en la infancia y la adolescencia. El uso del teléfono móvil en la primera infancia interfiere en su desarrollo, por lo que no se aconseja tener móvil antes de los 12 años.
El aumento del tiempo con las pantallas digitales influye en el comportamiento sedentario. La vida sedentaria en estas edades se asocia a problemas musculoesqueléticos y obesidad, aumentando el riesgo de padecer DM2, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y trastornos psicológicos. Para evitarlo, se debe fomentar unos hábitos de alimentación y sueño saludables, potenciar la actividad física y limitar el tiempo frente a las pantallas.
Las familias deben ayudar a los niños y adolescentes a adquirir un autocontrol y hábitos saludables en el uso de dispositivos tecnológicos. Se debe potenciar el equilibrio entre el tiempo de uso de pantallas y el tiempo de desconexión para favorecer un adecuado desarrollo global en la infancia y la adolescencia.